lunes, 28 de marzo de 2011

-Damn, it's freezing!

Frío. Joder, que si hacía frío. Se tambaleaba inocentemente sobre sus tacones, luchando contra un viento de Enero que se sublevaba contra su ya alborotado cabello. Rió irónicamente. A la par de su sombra avanzaba una oscura realidad, su consciencia, su joven consciencia, susurrándole contínuamente palabras que ella se negaba a escuchar. Levantó la mirada para encontrarse con la luna casi llena. Le gustaba ver cómo el hermoso astro se turnaba con la oscuridad, día tú día yo, haciendo formas diversas en el horizonte, mayoritariamente sonrisas. Sonrisas como aquella que guardaba debajo de la manga, donde su orgullo la podía cojer sin tener que trepar demasiado. Era entonces cuando ella más deseaba tener algo a lo que aferrarse, algún hecho sobreprotector que pudiera quitarle razón a la realidad que se escondía bajo su sombra, en la suela de los tacones. Pero no lo había. Y hacía un frío de cojones.
A.

viernes, 25 de marzo de 2011

Fast.


- Es... Es como cuando estas esperando un tren, uno que te llevara muy lejos. Sabes a donde quieres que te lleve pero no a donde te va a llevar, y lo peor es que no te importa. 
- ¿Y cómo puede no importarte?
- Fácil, porque estamos juntos.
M

jueves, 24 de marzo de 2011

Never know what I've become

Se sentaba sola en aquel banco, desde hacía varios días ya. Se dedicaba a mirar nostálgica las horas pasar, y así pasaron más y más días. Y la soledad la enseñó, que no era la mejor compañía que ella podía necesitar y desear. Que sonreír era mejor que llorar, que preguntar era mejor que no saber, y que fracasar y cometer un error enorme, era mejor que no haberlo intentado nunca. Poquito a poco, supo afrontar cada problema que se le ponía por delante, dejó de sentarse a mirar como pasaba la vida y decidió ser un poco valiente y vivirla sin ningún límite. Lloró, rió, cantó, bailó con la felicidad día sí y día también, y lo más importante de todo amó.
M

miércoles, 23 de marzo de 2011

Initial.

-Sentada en un parque cuando era niña me caí y me hice una herida en el brazo justo con la inicial del chico que me gustaba. Me rascaba la herida todos los días para que me dejase cicatriz y así no olvidarle nunca. Juraba que era el amor de mi vida.
- Bueno como todos los críos ¿No?
- No, como todo el MUNDO. El primer amor y el último, se sienten igual, eso es lo que se tarda en entender…
- Ya, y ¿cuándo te diste cuenta tú?
- Pues cuando dejé de rascarme. Llega un día en el que te das cuenta de que el único que queda en esa pareja eres tú y que lo único que te ata a él es esa herida y que haciéndola sangrar, no mantienes vivo su recuerdo sino el dolor de la perdida.

                                                                            M

lunes, 21 de marzo de 2011

Mentiras de jarabe.


Sí, lo admito, soy una mentirosa. Es mentira que aún lloro un poquitito por tí, que te echo excesivamente de menos y que, cuando me pongo el iPod, pienso en tí. Es mentira que me acuerdo de nuestra fecha, y ni dudes que sea mentira que estoy haciendo la cuenta atrás para volver a verte, porque lo es. Es mentira que te quiero.

Tranquilo, no me lo puedes echar en cara, tú también me mentiste diciéndome que te importaba un poco. No lo niegues, tengo todo el derecho a haberte dicho todas las mentiras anteriores.
A.

lunes, 14 de marzo de 2011

The five stages of grief.

"Quizás ella había tenido razón al decirme que soy muy exigente", pensó. "Pero esque las comparaciones son tan fácilmente hechas cuando has conocido la perfección..."
Se recorría las transitadas calles de la ciudad en busca de una mirada segura y una sonrisa picarona, como la de él. El problema era que no lo iba a encontrar y, en el fondo, lo sabía. Suspiró. Estaba en medio de la escala de la aceptación propuesta por la doctora Kubler-Ross. Había pasado por casi todas las etapas: había negado el final, intentando aferrarse a sus estúpidas esperanzas; se había enfadado con él; había tratado de negociar consigo misma, en un fracasado intento de suistituirle y llenar ése hueco; y había llorado, llorado mucho... sólo le quedaba la aceptación. Y estaba a tan sólo un paso.
Pero no podía darlo.
Sabía que no encontraría a alguien más con un lunar debajo de la oreja derecha, alguien que hiciera una pausa de una milésima de segundo en un beso para llamarla "guapa", alguien que no conociese lo más básico de las matemáticas pero que supiera de memoria cómo sacarle una sonrisa... No, no lo encontraría. Cerró los ojos con fuerza y apretó los puños. Y mientras una cristalina lágrima hacía su camino por su rosada mejilla, lo aceptó.
 A.

jueves, 10 de marzo de 2011

Laugh out Loud!

Simplemente era cuestión de tiempo hasta que me diera cuenta de lo agradable que es esa involuntaria y estúpida sensación consistente en no acordarme de tí y fijarme en lo increíble que es todo, y reír. Reír por un chiste, reír por haberme comido el suelo, por haber leído mal una palabra o por haber discutido con un amigo. Reír por un baile, reír por una canción; reír porque es lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado o domingo; reír por una locura, reír por no llorar, reír por equivocarme o por haber ganado. Reír por un dibujo, reír por un silencio sin reír, reír por una mirada. Reír por todo, reír por nada; reír porque sí, reír porque no, reír sin más. Sí, solo reír, por lo que sea, por lo más minúsculo o lo más enorme del espacio, no importa. Solo importa que reír está formado por cuatro letras, y tú no estás en ellas. Y me encanta reír.
 A.

viernes, 4 de marzo de 2011

Arrogance.

"¡Qué poético suena todo eso! ¿Sabes? Eres demasiado pequeña para pensar como piensas." Dijo irónico con un aire de superioridad mientras le daba otra calada a su cigarrillo.
Ella le miró con desprecio, entre ofendida e indiferente, y respondió:
"Y tú demasiado mayor para pensar en lo que piensas."
"Y, ¿en qué pienso?" Continuó prepotente.
"En nada, absolutamente en nada."
A.

jueves, 3 de marzo de 2011

Supongo que ahora debo decirte lo que he aprendido de todo esto:

-       La verdad es que tengo miedo, porque ya nada me ilusiona como antes. Porque me gustaba como me hacía sentir y la verdad es que echo de menos todo aquello. Yo que sé, me gustaba compensar tres días de lágrimas por un agotador y dulce día de sonrisas. Adoraba sus sonrisas torcidas  y esa mueca tan graciosa que solía poner cuando se enfadaba, sus incontrolables celos patológicos y el hecho de que no fuese capaz de decirme algo bonito. Me gustaba todo aquello, por muy absurdo que suene, aunque él no me quisiese me gustaba quererle.

-        Ahora mi verdad, eres un poco masoquista ¿no? Me cuesta creer que puedas querer a alguien que te ha hecho tantísimo daño. Y noto que te duele, aun que pintes falsas sonrisas en tu cara. ¿Cómo puedes echarle de menos?

-         ¿¡Echarle de menos!? Te has vuelto loca. No le echo de menos, ni un poquitín, nada en absoluto. Echo de menos lo que éramos, lo que me hacía ser, ese poder que tenía de hacer de una situación anormalmente normal, algo grande y bonito, a su manera. No, claro que a él no... A mí.



 M