lunes, 14 de marzo de 2011

The five stages of grief.

"Quizás ella había tenido razón al decirme que soy muy exigente", pensó. "Pero esque las comparaciones son tan fácilmente hechas cuando has conocido la perfección..."
Se recorría las transitadas calles de la ciudad en busca de una mirada segura y una sonrisa picarona, como la de él. El problema era que no lo iba a encontrar y, en el fondo, lo sabía. Suspiró. Estaba en medio de la escala de la aceptación propuesta por la doctora Kubler-Ross. Había pasado por casi todas las etapas: había negado el final, intentando aferrarse a sus estúpidas esperanzas; se había enfadado con él; había tratado de negociar consigo misma, en un fracasado intento de suistituirle y llenar ése hueco; y había llorado, llorado mucho... sólo le quedaba la aceptación. Y estaba a tan sólo un paso.
Pero no podía darlo.
Sabía que no encontraría a alguien más con un lunar debajo de la oreja derecha, alguien que hiciera una pausa de una milésima de segundo en un beso para llamarla "guapa", alguien que no conociese lo más básico de las matemáticas pero que supiera de memoria cómo sacarle una sonrisa... No, no lo encontraría. Cerró los ojos con fuerza y apretó los puños. Y mientras una cristalina lágrima hacía su camino por su rosada mejilla, lo aceptó.
 A.

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