lunes, 11 de abril de 2011

En train d'apprende, ou d'oublier.

Efectivamente, a varios cientos de kilómetros, él sale por la puerta de su casa a pasear al perro. Va arreglado, el negro le sienta bien, pero la expresión de su cara le da un aspecto algo desaliñado. Su orgullo está de su lado, pero no sus fuerzas, que se niegan a retener más unas pequeñas lágrimas. Demasiados recuerdos.
Ella camina despreocupada, sus botas militares avanzando rápidas y decididas. Él va despacio, casi sin dirección. Ella suspira con dolor, deseando poder estar a su lado. Él suspira con dolor, sumido en sus jóvenes recuerdos. Y mientras abre la puerta de su casa, él no sabe que ella le necesita tanto como él. La pequeña diferencia es que su sufrimiento no tiene fecha en el calendario.
 A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario